Introducción: Estructura de la Historia de la Guerra del Peloponeso

Introducción: Estructura de la Historia de la Guerra del Peloponeso

Mapa de Grecia

La obra de Tucídides sobre la Guerra del Peloponeso es un relato histórico que atesora una visión profunda de contenido realista acerca de la naturaleza humana, la lógica del poder político, y el rol que juega el azar en la historia. La complejidad del pensamiento de Tucídides y el uso que hace este de elaboradas técnicas literarias, además del estricto uso de la cronología (a expensas de la orientación geográfica), demanda, como se ha de comprobar, de una lectura activa. En aras de orientar al lector y a manera de preámbulo, a continuación se presenta un repaso de la organización narrativa por libros, seguido de un análisis de la estructura literaria (discursos, digresiones, simetrías y encuadres narrativos) y de los grandes temas que atraviesan la obra. Finalmente, se incluye una tabla resumen que relaciona cada libro con sus eventos principales, recursos literarios destacados y temas tratados.

Resumen narrativo y organización por libros

Tucídides no dividió su Historia en capítulos numerados, pero desde la Antigüedad el texto se ha organizado en ocho libros para facilitar su estudio. El relato abarca desde los antecedentes de la guerra (antes de 431 a.C.) hasta los acontecimientos del año 411 a.C., quedando incompleto pues la guerra terminó en 404 a.C. Tucídides sigue un orden cronológico casi año por año (marcando veranos e inviernos), aunque a veces introduce digresiones históricas para explicar el contexto. Cada libro cubre un bloque coherente de la narración:

Libro I (Preludio de la guerra) – Introducción metodológica y antecedentes. Tucídides comienza con la famosa “Arqueología”, un repaso de la historia griega desde sus orígenes hasta las Guerras Médicas, para demostrar la magnitud sin precedentes de la guerra del Peloponeso. Expone su método histórico (buscando exactitud y relevancia universal) y advierte sobre el uso de discursos ficticios para reflejar el sentido de lo dicho (1.22). Luego analiza las causas profundas del conflicto: destaca el crecimiento del poderío ateniense tras las guerras persas y el miedo que ello infundió en Esparta (la causa “real” según Tucídides). Narra las disputas inmediatas (causas inmediatas o detonantes): la crisis de Córcira (Corfú) y la rebelión de Potidea. El libro culmina con el Congreso de Esparta, en el que se debate la guerra: discursos de corintios y atenienses ante los espartanos, la votación espartana a favor de la guerra, y los preparativos iniciales. En las últimas páginas, Pericles (estratega ateniense) pronuncia un discurso político preparando a Atenas para el conflicto que inicia.

Libro II (431–429 a.C.) – Primeros años de la guerra, marcada por la estrategia de Pericles. Narra el estallido de la guerra en 431 a.C.: los espartanos invaden y arrasan el Ática mientras Atenas se refugia tras sus muros. Tucídides incluye aquí el célebre Discurso Fúnebre de Pericles, en honor a los caídos el primer año, donde Pericles ensalza los valores de la democracia ateniense​. A continuación describe la trágica peste de Atenas (430 a.C.), que diezma la población y provoca caos social​. Tucídides elogia la fortaleza de Pericles y su liderazgo, destacando cómo Atenas mantuvo su cohesión bajo su guía incluso en la calamidad. Tras la muerte de Pericles (429 a.C.), relata operaciones militares paralelas: el asedio espartano de Platea, combates navales en Naupacto con victorias atenienses, incursiones en Salamina y acciones en Tracia y Macedonia​. El libro refleja el contraste entre la previsión estratégica de Pericles y los golpes del azar (la peste).

Libro III (428–426 a.C.) – Revoluciones y dilemas morales en medio de la guerra. En 428 a.C. estalla la revuelta de Mitilene (en Lesbos) contra Atenas y la subsiguiente rendición de la ciudad a Atenas. Sigue el impactante Debate en Atenas sobre el destino de Mitilene: Cleón aboga por castigar con dureza a los rebeldes y Diódoto defiende la moderación; finalmente prevalece la postura más clemente. Este episodio ilustra la tensión entre la venganza y la racionalidad política en Atenas. Por otro lado, Esparta vuelve a invadir el Ática (427), y Tucídides relata el drama de Platea: su heroica resistencia y caída ante los espartanos​. El año 427 también presencia la guerra civil en Córcira (Corfú) entre facciones democráticas y oligárquicas; Tucídides aprovecha para insertar una famosa digresión sobre la στάσις (“stasis” o discordia civil) que explica cómo la guerra envenenó las ciudades griegas moralmente, invirtiendo el sentido tradicional de la ética y el lenguaje. Este análisis general de las guerras civiles griegas durante el conflicto es uno de los momentos de autorreflexión del historiador. El libro concluye con campañas menores en 426 a.C. (como la batalla de Olpae en Acarnania).

Libro IV (425–423 a.C.) – Puntos de inflexión: victoria inesperada de Atenas y ofensiva espartana en el Egeo. En 425 a.C., circunstancias fortuitas (una tormenta que desvía la flota ateniense) llevan a los atenienses a fortificarse en Pilos (costa de Mesenia). Esto resulta en una sorprendente victoria ateniense: las tropas atenienses cercan en la isla de Esfacteria a un contingente de espartanos. Tucídides detalla las tensiones y el dramatismo de este episodio, que culmina con la rendición de los espartanos en Esfacteria – un golpe sin precedentes a la reputación militar de Esparta. Durante esta crisis, embajadores espartanos viajan a Atenas a negociar la paz, ofreciendo concesiones (discurso de los embajadores lacedemonios), pero los atenienses (instigados por Cleón) rechazan las ofertas. También se narran operaciones en Sicilia (donde Atenas interviene brevemente en las guerras locales). Tras la toma de Esfacteria, se acuerda una tregua temporal en Pilos y ambas partes intercambian prisioneros. En 424 a.C., Atenas lanza expediciones contra Citera y Megara, mientras el carismático general espartano Brásidas marcha al norte de Grecia (Tracia), incitando la defección de ciudades aliadas de Atenas como Acanto y Estagira. Ese mismo año ocurre la batalla de Délion en Beocia (derrota ateniense). En 423 a.C. se pacta un armisticio de un año entre Atenas y Esparta, aunque Brásidas sigue activo en el norte conquistando Escíone y provocando revueltas. El libro IV muestra cambios de fortuna rápidos y la búsqueda (fallida) de un equilibrio mediante treguas.

Libro V (422–415 a.C.) – De la paz incierta a la reanudación del conflicto; el Diálogo de Melos. Inicia con el año 422 a.C., cuando mueren en combate Cleón y Brásidas (en Anfípolis, Tracia)– la desaparición de estos líderes belicistas allana el camino para negociaciones de paz. En 421 a.C. se firma la Paz de Nicias, un tratado que restaura formalmente el statu quo entre Atenas y Esparta​. Tucídides describe los términos de esta paz y la alianza entre las dos potencias, pero señala inmediatamente las fisuras: varias ciudades (Corinto, Argos, Mantinea, Élide) se niegan a aceptarla. Durante los años siguientes (421-418) la llamada “paz” es tumultuosa: Esparta y Atenas mantienen una guerra fría con alianzas cambiantes. Atenas se alía con Argos, mientras Esparta busca reafirmar su hegemonía en el Peloponeso​. El clímax de estas tensiones llega en 418 a.C. con la batalla de Mantinea, gran enfrentamiento terrestre donde Esparta derrota a Argos y sus aliados (incluida Atenas). Esta victoria refuerza a Esparta y conlleva la ruptura definitiva de la frágil paz (417 a.C.)​. Tucídides, en esta sección intermedia, presenta pocos discursos directos, lo que refleja quizá la naturaleza confusa del período; la narración se concentra en hechos y negociaciones, marcando un tono más seco. El libro culmina con un famoso episodio en 416 a.C.: la Isla de Melos, neutral hasta entonces, es sometida por Atenas tras un crudo diálogo entre enviados atenienses y los líderes de Melos. En este Diálogo de los melios (único presentado en forma dramática de pregunta-respuesta), los atenienses exponen sin tapujos la lógica del poder (“los fuertes hacen lo que pueden y los débiles sufren lo que deben”) frente a los melios que apelan a la justicia y la esperanza. Tucídides utiliza esta confrontación dialéctica para subrayar el tema del realismo político vs. moralidad, mostrando la crudeza del imperialismo ateniense. Melos acaba masacrada o esclavizada, anticipando el tono oscuro que tomará la guerra.

Libro VI (415–413 a.C., primera parte) – La gran expedición a Sicilia, apogeo de la ambición ateniense. En 415 a.C. Atenas debate lanzar una expedición militar a Sicilia, interviniendo en apoyo de Segesta contra Siracusa. Tucídides presenta el extenso debate en la asamblea ateniense: Nicias, veterano general, argumenta contra la expedición advirtiendo sobre su escala riesgosa, mientras Alcibíades, ambicioso joven estratega, la defiende con promesas de gloria y riqueza. Finalmente, la asamblea democrática se deja seducir por la visión de Alcibíades y aprueba la mayor fuerza naval jamás enviada por Atenas. Antes de zarpar, ocurre un escándalo religioso (la mutilación de las hermas) que mina la confianza; Alcibíades es acusado de sacrilegio y llamado a juicio, pero logra huir y acaba cambiando de bando a los espartanos. Mientras tanto, la formidable armada ateniense parte hacia Sicilia: Tucídides describe con detalle su preparación y composición, subrayando el entusiasmo casi festivo con que los atenienses afrontan esta empresa (un contraste trágico con su destino). En 414 a.C., Atenas asedia Siracusa; pese a algunas victorias iniciales, la intervención espartana (enviando al general Gilipo) refuerza a los siracusanos. El libro VI mantiene la tensión narrativa combinando las operaciones militares en Sicilia con las intrigas políticas (la traición de Alcibíades) y otro debate diplomático en Sicilia: el discurso de Euphemos, embajador ateniense, ante la asamblea de Camarina, intentando justificar la intervención ateniense y disipar el miedo a su imperialismo.

Libro VII (414–413 a.C., segunda parte) – Catástrofe en Sicilia. Este libro narra con tono cada vez más dramático la derrota ateniense en Siracusa, uno de los momentos culminantes de la obra. En 414 a.C. los atenienses y siracusanos luchan encarnizadamente (Tucídides describe por ejemplo la batalla en las Epípolas y el empleo de contramurallas para romper el cerco). Para 413 a.C., la situación de los atenienses empeora: Esparta, aprovechando la debilidad ateniense, fortifica Decelia en Ática (estableciendo una guarnición permanente cerca de Atenas), mientras en Sicilia los atenienses quedan acorralados. Tucídides inserta la carta de Nicias al senado ateniense, un documento en primera persona donde el general describe la desesperada situación de sus tropas y pide refuerzos o retirada. Pese a la llegada de refuerzos bajo Demóstenes, los atenienses son finalmente vencidos en una serie de combates navales en el puerto de Siracusa. El historiador retrata vívidamente la escena final: el intento de fuga por tierra de las tropas atenienses agotadas, su persecución y rendición; la mayoría de los supervivientes mueren o son esclavizados en las canteras de Siracusa. Esta crónica, rica en detalles tácticos y patéticos, muestra a Atenas sufriendo una derrota total por su hybris (desmesura). El tono contrasta con la confianza del libro VI, acentuando la sensación de tragedia. La caída de la expedición es el punto de inflexión que presagia el declive ateniense.

Libro VIII (413–411 a.C.) – La guerra tras Sicilia: crisis y lucha por la supervivencia ateniense. Tras el desastre en Sicilia, la guerra se traslada de nuevo al Egeo y costa jonia. Muchas ciudades sometidas aprovechan para rebelarse contra Atenas: Tucídides relata en 412 a.C. las defecciones de Quíos, Mileto, Rodas y otros aliados, fomentadas por los espartanos y por el oro persa. Esparta firma alianzas con el persa Tisafernes en nombre del rey Darío II, buscando financiación para su flota. Este libro tiene un estilo distinto: no contiene discursos directos, sino un relato más conciso y fragmentario de acontecimientos simultáneos, lo que algunos interpretan como señal de que la obra quedó inacabada. En 411 a.C. la propia Atenas sufre una crisis política interna: en medio del pánico por la guerra, un grupo oligárquico derroca la democracia e instaura el gobierno de Los Cuatrocientos. Tucídides describe las intrigas y tensiones de este golpe de estado, así como la reacción de la flota ateniense en Samos, que se rebela contra los oligarcas. La narración alterna entre los conflictos internos en Atenas y las operaciones navales en el Helesponto (estrecho del Bósforo), donde la flota ateniense –a pesar de todo– logra una victoria inesperada en la batalla de Cynossema. Es con ese pequeño triunfo en 411 a.C. donde el manuscrito de Tucídides termina abruptamente. Queda inconcluso el relato de los años finales de la guerra (411–404 a.C.), que conducirían a la derrota final de Atenas. Sin embargo, el final del libro VIII, con Atenas resistiendo pese a todo, sugiere el ritmo abierto de una historia real en curso, dejando al lector consciente de que el desenlace definitivo va más allá del texto.

Estructura literaria y técnicas narrativas

Más allá de su secuencia histórica, la Historia de Tucídides sobresale por su estructura literaria sofisticada. Los estudios modernos (como los recogidos en The Oxford Handbook of Thucydides) enfatizan que Tucídides es “un artista que compone, selecciona y dispone hábilmente su material, desarrollando todo su potencial simbólico y emocional”. A diferencia de una crónica neutral, la obra muestra un diseño intencional mediante diversos recursos narrativos:

Uso de discursos directos: Uno de los rasgos más distintivos es la inclusión de alrededor de cuarenta discursos puestos en boca de los protagonistas (líderes atenienses, espartanos, corintios, etc.). Estos discursos no son transcripciones textuales, sino recreaciones literarias con las que Tucídides busca revelar las motivaciones e ideas de cada momento histórico​. Su función es tanto explicar decisiones clave como ofrecer al lector diferentes perspectivas políticas y morales. Su distribución a lo largo de la obra responde a la necesidad narrativa: por ejemplo, en el Libro I aparecen discursos contrapuestos de atenienses y corintios ante los espartanos sobre las causas de la guerra, ilustrando el choque de visiones desde el inicio. En el Libro II destaca el discurso fúnebre de Pericles, exaltando la ideología ateniense; seguido luego por la áspera réplica de la realidad (la peste). En el Libro III, el debate Cleón vs. Diódoto sobre Mitilene enfrenta pragmatismo y clemencia en plena guerra. Tucídides incluso experimenta con el formato: en el Diálogo de Melos (Libro V) abandona el monólogo y construye un diálogo dramático, estilo casi teatral, para confrontar directamente el imperialismo ateniense con los argumentos morales melios. Cabe señalar que en el tramo final de la obra los discursos desaparecen (no hay discursos directos en la parte final del V ni en el VIII), lo cual podría indicar que esa sección quedó pendiente de pulir. Como resultado, los discursos están mayormente concentrados en los años de decisivas asambleas y consejos de guerra. En términos literarios, aportan viveza retórica y profundidad analítica: según Antonis Tsakmakis, las arengas invitan al lector “a una mirada casi filosófica del mundo” y apenas reflejan literalmente lo dicho en realidad, enfatizando que importan más las ideas que la cita fiel. Este recurso retórico permite a Tucídides explorar abiertamente temas como la justicia, la conveniencia, el honor, el miedo y la racionalidad política en boca de los actores históricos, enriqueciendo la textura intelectual de la narración.

Digresiones y excursus: A lo largo de la obra, Tucídides introduce pasajes excurso (apartes históricos) fuera de la línea temporal principal, con fines explicativos o contextualizadores. El primer ejemplo notable es la Arqueología al inicio (I.2–19), donde el autor se detiene para analizar la antigüedad de Grecia, la pobreza de los primeros tiempos, la ausencia de grandes empresas unificadas hasta las guerras médicas, etc. Según Hans van Wees, esta sección demuestra una marcada selectividad: Tucídides omite o minimiza aspectos para presentar un argumento de fondo (la guerra del Peloponeso como el mayor conflicto de la historia griega). Otra digresión famosa es la Pentecontecia (I.89–117), un resumen de los cincuenta años entre la derrota de Persia (479 a.C.) y el estallido de la guerra (431 a.C.). Tucídides anuncia explícitamente que hace “esta digresión” para mostrar cómo Atenas llegó a ser tan poderosa y qué eventos alarmaron a Esparta. En este pasaje relata la formación del imperio ateniense (Liga de Delos, construcción de murallas, guerras contra Persia, conflictos como Samos), enfatizando las causas profundas de la guerra más que las superficiales. El carácter algo esquemático de la Pentecontecia indica, según los expertos, que quizá no fue revisada completamente antes de la muerte de Tucídides​. Más adelante, en el Libro III, tras describir la carnicería de la guerra civil en Córcira, Tucídides se aparta para reflexionar de manera general sobre la degradación moral provocada por las guerras civiles en toda Grecia (III.82–83). Esta digresión de tono casi ensayístico analiza cómo la stasis hizo que las palabras cambiaran de significado y la crueldad se normalizara, brindando al lector una interpretación global del fenómeno. Las digresiones cumplen así una función de marco explicativo: aportan antecedentes (Pentecontecia), comparaciones o generalizaciones que iluminan el sentido de los hechos narrados.

Simetrías y estructura narrativa: Muchos estudios han observado que la composición de la Historia responde a patrones simétricos o paralelos internos. Tucídides construye su relato con una marcada estructura bipartita: la guerra puede dividirse en dos grandes fases (431–421 y 413–404 a.C.), separadas por la Paz de Nicias, y el autor tiende puentes entre ellas. Por ejemplo, el inicio del conflicto y el inicio de la Expedición a Sicilia funcionan como espejos temáticos: en ambos momentos Atenas, llena de confianza, toma decisiones cruciales (inspiradas por Pericles en un caso, por Alcibíades en el otro) que la conducirán a pruebas extremas. La derrota de los atenienses en Sicília luego contrasta con el rebote de Atenas que narra el Libro VIII (victoria en el Helesponto), un leve atisbo de esperanza que prefigura la resiliencia ateniense a pesar de todo. Asimismo, Tucídides balancea frecuentemente los puntos de vista antagónicos presentando discursos en pares (por ejemplo, el debate en Esparta en 432 a.C. enfrenta al discurso pro-guerra de los corintios con la defensa ateniense; el debate de Mitilene enfrenta dos discursos opuestos en Atenas, etc.). Esta estructura dialéctica da al texto un sentido de equilibrio argumental y resalta las simetrías morales: Atenas y Esparta, clemencia y castigo, prudencia y audacia, se alternan como polos del relato. Otro nivel de simetría es el efecto anular de ciertos episodios: la rendición espartana en Esfacteria (425 a.C.) es correspondida años después por la rendición ateniense en Sicilia (413 a.C.), invirtiendo las posiciones de vencedores y vencidos. Tales paralelismos no son casuales, sino parte de la “estructura significativa” que Tucídides imprime a su obra. Como señala Hunter R. Rawlings, el historiador ateniense organiza su narrativa de forma tan artística y multinivel que “los grados de estructuración parecen casi ilimitados en el texto de Tucídides… la estructura manda”​. Es decir, la disposición de los acontecimientos no solo sigue la cronología sino una intención de significado: la historia está armada para invitar al lector a extraer lecciones implícitas, comparando situaciones y entendiendo consecuencias. Esta compleja arquitectura interna convierte a la Historia en una obra casi dramática, con actos y contra-actos, clímax y anticlímax distribuidos estratégicamente.

Encuadre narrativo y estilo histórico: Tucídides adopta un estilo de narración estrictamente histórico pero con rasgos casi épicos en su afán de transcendencia. Por un lado, impone un marco temporal riguroso – identificando cada período por “veranos” e “inviernos” – que da al lector la sensación de avanzar paso a paso por el tiempo real. Esta cronología dual (estío/invierno) estructura el flujo de hechos dentro de cada año y subraya la alternancia de campañas militares (en verano) y preparativos o situaciones de carestía (en invierno). Por otro lado, Tucídides asume a veces una voz autoral reflexiva para enmarcar ciertos eventos: interviene con comentarios metodológicos (por ejemplo, en el capítulo 1.22 explica cómo recopiló información y su criterio de veracidad) y con valoraciones condensadas al cerrar episodios (así, tras la Paz de Nicias, resume cuántos años de guerra transcurrieron hasta entonces, o tras la guerra civil de Córcira reflexiona sobre la condición humana en guerra). Estos comentarios autorreflexivos guían al lector en la interpretación de la historia, sin caer en la moraleja explícita. De hecho, Tucídides evita dar su opinión directa sobre quién tiene razón; prefiere mostrar hechos y discursos y que sea el lector quien juzgue – de ahí la importancia de la estructura implícita antes mencionada. Su narración se caracteriza también por la vividness (ἐνάργεια) en las descripciones de batallas y plagas, logrando que el lector “vea” los eventos (Connor destacó el uso de escenas gráficas para intensificar el impacto). Asimismo, aunque Tucídides excluye explicaciones mitológicas o intervenciones divinas (marcando un distanciamiento del estilo de Heródoto), no abandona del todo el mito: por ejemplo, al relatar el synoikismós (unificación) de Atenas por Teseo, reconoce la leyenda pero la inserta críticamente en su relato​. Esto demuestra una tensión entre mito e historia en su estilo, donde el mito es mencionado solo para ser evaluado racionalmente. En general, Tucídides enmarca su obra como un “posesión para siempre” (κτῆμα ἐς αἰεί, 1.22.4) destinada a que futuras generaciones comprendan patrones recurrentes de la naturaleza humana. De hecho, la caracterización profunda de líderes y pueblos a lo largo de la obra sirve precisamente a ese objetivo: es un elemento integral de su historiografía para iluminar lo humano permanente bajo las circunstancias cambiantes. En resumen, mediante una prosa densa de largas frases encadenadas (como analizó J. Rusten​) y un control maestro del ritmo narrativo – acelerando con sumarios o enlenteciendo con escenas detalladas – Tucídides construye un encuadre narrativo que es a la vez crónica anual y tragedia humana intemporal.

Temas principales y distribución a lo largo de la obra

La Historia de la Guerra del Peloponeso no es solo un relato factual, sino también una meditación sobre numerosos temas universales, que emergen una y otra vez en distintos pasajes. Tucídides explora las causas de la guerra y el comportamiento humano en condiciones extremas, ofreciendo un análisis que ha sido considerado fundacional para la ciencia política y la ética en la guerra. Entre los principales temas (y su aparición en la obra) se pueden destacar:

El poder, el imperialismo y la realpolitik: Un tema omnipresente es la tensión entre la realidad del poder y las normas de justicia. Tucídides muestra cómo Atenas, en pleno auge imperial, actúa movida por el afán de dominio y seguridad, mientras Esparta reacciona por temor al crecimiento ateniense. La idea de que el miedo, el honor y el interés (φόβος, τιμή, συμφέρον) son los verdaderos motores de la acción política aparece tempranamente (en boca de los atenienses ante Esparta en I.75) y se confirma en episodios posteriores. El imperialismo ateniense es examinado críticamente: la sofocación de la revuelta de Mitilene (libro III), la presión sobre Melos (libro V) y la invasión a Sicilia (libros VI–VII) retratan a Atenas imponiendo su voluntad sobre otros. En el Diálogo de los melios, los atenienses articulan con frialdad la doctrina realista de que “el fuerte hace lo que puede y el débil sufre lo que debe” – frase que encapsula la realpolitik cruda y que resuena con el tono general de la obra. Sin embargo, Tucídides no editorializa al respecto; deja que los hechos (como el eventual castigo a la hybris ateniense con su derrota) hablen por sí mismos. El tema del choque entre poder y moral recorre así toda la historia: los ideales éticos suelen sucumbir ante la necesidad o el interés, y solo unos pocos personajes (como Nicias en Sicilia, que apela a la prudencia) intentan oponerse a esa lógica, generalmente con poco éxito.

La guerra y la naturaleza humana: Tucídides concibe su obra como un estudio de las constantes del comportamiento humano bajo la presión extrema de la guerra. A lo largo del texto, la guerra del Peloponeso se revela como un catalizador que saca a la luz las pasiones y debilidades humanas. La ambición desmedida, el miedo, la venganza, la envidia y otras pasiones políticas quedan expuestas. Victoria Wohl subraya el papel central que en Tucídides juegan las pasiones y emociones en la dinámica política. Así, por ejemplo, el pánico y desesperación durante la peste de Atenas (II.47-54) llevan a la pérdida de todo freno moral en la ciudad; del mismo modo, la férvida sed de venganza impulsa a Cleón a proponer la matanza de los mitileneos (III.36-40). En las guerras civiles, Tucídides observa cómo el odio y el sectarismo destruyen los lazos sociales y pervierten el lenguaje mismo (III.82-83). Pone de relieve una amarga verdad: la guerra degrada la ética privada y pública, convirtiendo la civilización en barbarie (los ejemplos van desde la crueldad en Córcira hasta la traición en la oligarquía ateniense de 411). Sin embargo, el historiador también muestra ejemplos de virtudes bajo presión: la valentía y disciplina espartana, la resiliencia ateniense tras sus derrotas, la lealtad de los hoplitas de Nicias que no lo abandonan pese a la adversidad. Tucídides parece sugerir que, si bien la naturaleza humana tiene un lado oscuro que la guerra exacerba, también hay cualidades (valor, prudencia, liderazgo racional) que pueden marcar la diferencia en momentos críticos – aunque a menudo sean aplastadas por las circunstancias. Este enfoque en la naturaleza humana confiere a la obra su carácter de lección intemporal: como él afirma, “mientras la naturaleza humana siga siendo la misma”, similares conflictos producirán similares resultados (1.22.4).

Liderazgo, política interna y régimen de gobierno: Otro eje temático es el papel del liderazgo y las diferencias entre sistemas políticos en la conducción de la guerra. Tucídides contrasta repetidamente la visión estratégica de líderes excepcionales con la volatilidad de la opinión pública. El caso más claro es Pericles: presentado como un estadista de prudencia y firmeza inigualables, cuyo plan (aguantar a la defensiva, aprovechar la armada y no ceder al pánico) mantuvo a Atenas a salvo mientras vivió. Tras su muerte, Tucídides comenta que Atenas pasó a ser dominada por políticos menos moderados, que la llevaron a errores (II.65). Este contraste implica un tema: la calidad del liderazgo puede alterar el destino de una polis. En paralelo, el autor examina las virtudes y defectos de la democracia ateniense. A veces la democracia aparece brillante (el discurso fúnebre elogia la libertad y participación cívica), pero Tucídides no escatima las críticas: señala cómo la asamblea popular puede dejarse llevar por demagogos o pasiones momentáneas (ejemplos: la decisión casi errada de exterminar Mitilene, evitada por un margen muy estrecho; o el entusiasmo imprudente por la expedición siciliana, que Nicias denuncia en vano). El choque democracia vs. oligarquía es explícito en la obra, tanto a nivel internacional (Atenas democrática vs. Esparta oligárquica) como en los conflictos internos de varias ciudades. Tucídides describe con detalle la revolución oligárquica en Atenas (411 a.C.) mostrando las tensiones de clase y las promesas con las que los oligarcas engañaron a la tropa. Según S. N. Jaffe, Tucídides presenta los regímenes “del uno, de los pocos y de los muchos” con sus distintas lógicas, pero deja ver su propio análisis subyacente: por ejemplo, que la moderación de la isonomía (igualdad de derechos) ateniense bajo Pericles era más efectiva que la ambición facciosa de los oligarcas. No obstante, Tucídides se cuida de no hacer discurso político propio; su técnica es mostrar consecuencias: la estabilidad que Pericles daba frente al caos que sigue, o la ineficacia final del gobierno de los Cuatrocientos, que fracasa en sostenerse. En resumen, la obra explora cómo diferentes formas de gobierno y líderes individuales manejan la tensión entre el interés colectivo y las ambiciones personales, en el contexto de una guerra prolongada.

Destino, fortuna (tύχη) y responsabilidad humana: A pesar de centrarse en causas racionales, Tucídides reconoce el papel de la fortuna y de lo inesperado en los hechos humanos. Un tema recurrente es la interacción entre la planificación humana y los golpes del azar. Por ejemplo, Atenas entra en guerra con un plan calculado (el de Pericles) pero un suceso imprevisto – la epidemia – socava esos cálculos y cambia el curso de la contienda. Igualmente, la brillante operación ateniense en Pilos depende en parte de un accidente (el mal tiempo que llevó a Demóstenes a fortificarse allí). En Sicilia, un eclipse lunar en 413 a.C. supersticiosamente disuade a Nicias de evacuar a tiempo, contribuyendo al desastre. Tucídides narra estos eventos sin invocar la intervención divina, pero subraya su carácter fortuito. Así, la týche (fortuna) aparece como un factor que ni los más poderosos pueden controlar completamente. Sin embargo, el historiador equilibra este tema con el de la responsabilidad y la necesidad (anankē): muchos reveses atribuidos al destino en realidad derivan de decisiones humanas imprudentes. La expedición a Sicilia no fue una fatalidad inevitable, sino una elección voluntaria de los atenienses – ahí reside una lección moral. Thucídides suele mostrar que los protagonistas justifican sus actos diciendo “no había alternativa” o “el momento lo exigía” (la necesidad), pero a la vez deja entrever que siempre hubo alguna opción diferente. El tema de la inevitabilidad autoimpuesta se ve en Esparta alegando que debe ir a la guerra por su honor y seguridad, o en Atenas convencida de que debe dominar para no caer. En última instancia, Tucídides nos hace reflexionar sobre el grado en que los humanos son dueños de su destino: la guerra del Peloponeso fue resultado de temores y ambiciones (humanas), pero una vez desatada, cobró vida propia arrastrando a las ciudades en una espiral fuera de control. Esta compleja interacción entre determinismo y libre albedrío bélico es un trasfondo constante de la narración.

Otros temas podrían señalarse (la religión y la piedad – casi ausentes, salvo oráculos que Tucídides menciona para señalar aciertos o errores de interpretación; el conflicto entre ciudad y individuo; la información y el rumor en la guerra; etc.), pero los mencionados arriba son los más prominentes y estructurantes. La distribución de estos temas a lo largo de los libros es desigual pero intencional: Tucídides va hilando las cuestiones de poder, moral, orden político y naturaleza humana conforme la historia avanza y las situaciones se vuelven más extremas. Esto da a la obra una gran cohesión temática, a pesar de ser un registro de eventos separados por años, y explica por qué ha sido leída tanto como tratado de filosofía política como crónica militar.

A continuación, se presenta una tabla resumen de la estructura de la obra, sintetizando por cada libro los eventos principales, los elementos literarios más notables y algunos de los temas tratados en esos pasajes.

Tabla resumen de los libros de Tucídides

LibroEventos principalesElementos literarios destacadosTemas tratados
I (Preludio)Antecedentes míticos y Arqueología; crisis de Córcira y Potidea; Congreso de Esparta; Preparativos para la guerraDigresiones históricas; discursos programáticos; método historiográficoCrecimiento del poder ateniense; temor de Esparta; causas profundas de la guerra
II (431–429 a.C.)Estallido de la guerra; invasiones espartanas; peste de Atenas; muerte de PericlesDiscurso fúnebre de Pericles; descripción de la peste; estructura cronológica rigurosaDemocracia idealizada vs. crisis social; liderazgo racional vs. masas emocionales
III (428–426 a.C.)Revuelta de Mitilene; debate sobre su castigo; guerra civil en CórciraDebate Cleón–Diódoto; digresión sobre las guerras civilesJusticia vs. conveniencia; corrupción moral en la guerra
IV (425–423 a.C.)Victoria ateniense en Pilos–Esfacteria; ascenso de Brasidas; batalla de Délion; tregua de un añoNarración intensa de batallas; diplomacia fallida; paralelismo de líderesFortuna en la guerra; desgaste bélico; carisma vs. demagogia
V (422–415 a.C.)Batalla de Anfípolis; Paz de Nicias; ruptura de alianzas; conquista de MelosEscasez de discursos; Diálogo de Melos dramáticoRealismo político extremo; imperialismo ateniense; fragilidad de tratados
VI (415–413 a.C., 1ª parte)Expedición a Sicilia planificada; partida de la gran armada; traición de AlcibíadesDebate sobre Sicilia; descripción épica de la partidaAmbición imperial; imprudencia estratégica; influencia de personalidades
VII (414–413 a.C., 2ª parte)Fracaso del asedio de Siracusa; desastre naval; retirada y derrota totalNarrativa trágica; carta de NiciasHybris castigada; impacto de la fortuna; sufrimiento humano
VIII (413–411 a.C.)Rebeliones en Jonia; alianza de Esparta y Persia; golpe oligárquico en Atenas; victoria naval en CynossemaRelato sin discursos; narración fragmentaria; tensión internaCrisis política; resiliencia militar; influencia persa en la guerra

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