La Traviata de Verdi: Una joya del romanticismo operístico
La trascendencia de Sor Juana Inés de la Cruz: Una luz en la oscuridad colonial del siglo XVII
Pensar, rápido y despacio: Un viaje a través de la mente humana
Iris Murdoch: Las metáforas y la soberanía del bien sobre otros conceptos
Giuseppe Verdi, uno de los más grandes compositores de ópera del siglo XIX, dejó un legado incomparable en el mundo de la música clásica. Entre sus numerosas obras maestras, "La Traviata" ocupa un lugar destacado. Esta ópera, estrenada en 1853, está basada en la novela "La dama de las camelias" de Alexandre Dumas hijo y ha perdurado a lo largo del tiempo como una de las piezas más emblemáticas del repertorio operístico.
Contexto Histórico y Temático
"La Traviata" se sitúa en el período romántico, una época de ferviente expresión emocional y dramática en la música, la literatura y las artes en general. La trama se centra en Violetta Valéry, una cortesana parisina que, a pesar de su estilo de vida despreocupado, se encuentra en busca de amor y redención. Su encuentro con Alfredo Germont desencadena una apasionada historia de amor, pero la sociedad conservadora y los convencionalismos sociales ponen en peligro su felicidad. El libreto de la ópera fue escrito por Francesco Maria Piave.
Personajes Principales
Estructura Musical
La música de Verdi en "La Traviata" es rica en emociones y profundidad psicológica. Presenta una mezcla perfecta de arias, dúos, coros y escenas de conjunto que reflejan los cambios emocionales y los conflictos internos de los personajes. Destacan arias como Sempre libera, donde Violetta celebra su libertad, y el dúo de amor entre Violetta y Alfredo en el Acto I.
Temas Centrales
Impacto y Legado
Desde su estreno, "La Traviata" ha cautivado a audiencias de todo el mundo. Su música conmovedora y sus personajes complejos continúan resonando en la actualidad, inspirando numerosas adaptaciones en el teatro, el cine y otras formas de arte. Además, la ópera sigue siendo una pieza fundamental en el repertorio de las principales compañías operísticas del mundo.
"La Traviata" de Verdi sigue siendo una joya del repertorio operístico, un testamento perdurable del poder del amor, la música y la tragedia humana. A través de sus personajes inolvidables y su música conmovedora, continúa emocionando y conmoviendo a las audiencias en todo el mundo, manteniendo viva la llama del romanticismo en la música clásica. Hoy es el último día del año para disfrutar de esta joya en el teatro Dorothy Chandler de Los Ángeles.
↑Sor Juana Inés de la Cruz, una figura emblemática del Siglo de Oro de la literatura española, es una de las escritoras más destacadas de la historia de la literatura universal. Su vida y obra trascienden el tiempo y el espacio, dejando un legado perdurable que sigue inspirando a generaciones posteriores.
Sor Juana Inés de la Cruz nació en 1648 en San Miguel Nepantla, México, en una época en la que las mujeres tenían un acceso limitado a la educación y se esperaba que se conformaran con roles domésticos. Sin embargo, desde una edad temprana, Sor Juana demostró un talento excepcional para el aprendizaje y la escritura. A la edad de tres años, ya había aprendido a leer y escribir, y a los ocho años, impresionaba a los académicos locales con su agudeza intelectual.
A lo largo de su vida, Sor Juana desafió las normas sociales y religiosas de su tiempo al buscar activamente el conocimiento y la expresión intelectual. Ingresó al convento de las Carmelitas Descalzas en su adolescencia, buscando refugio y la oportunidad de dedicarse al estudio y la contemplación. Sin embargo, pronto se trasladó al Convento de San Jerónimo, donde tuvo acceso a una impresionante biblioteca y pudo continuar su búsqueda de conocimiento.
Sor Juana se destacó como poeta, dramaturga, ensayista y erudita, produciendo una vasta obra que abarcaba temas tan diversos como la religión, la filosofía, la ciencia, el amor y la naturaleza. Su poesía, en particular, se caracteriza por su profundidad emocional, su agudeza intelectual y su habilidad para explorar los rincones más oscuros del alma humana. Obras como "Primero Sueño" y "Redondillas" son ejemplos magistrales de su genio poético, que sigue resonando con los lectores modernos.
Sin embargo, la vida de Sor Juana estuvo marcada por el conflicto entre su búsqueda de conocimiento y su compromiso religioso. A pesar de su devoción a la Iglesia Católica, Sor Juana fue objeto de críticas y censura por parte de las autoridades eclesiásticas, que veían con desconfianza su ferviente deseo de aprender y enseñar. En 1694, Sor Juana fue obligada a renunciar a sus actividades literarias y dedicarse exclusivamente a la vida religiosa, en un intento de silenciar su voz rebelde y subversiva.
Aunque su vida terminó en relativo aislamiento y penuria, el legado de Sor Juana perdura hasta el día de hoy como un faro de luz en la oscuridad del pasado. Su valiente lucha por la educación, la igualdad y la libertad intelectual la convierte en un símbolo de resistencia y empoderamiento para las mujeres y los marginados en todas partes. A través de su ejemplo, Sor Juana nos recuerda la importancia de desafiar las normas establecidas, perseguir nuestros sueños y luchar por un mundo más justo y compasivo.
Sor Juana Inés de la Cruz es mucho más que una figura histórica; es un ícono de la valentía, la pasión y el ingenio humano. Su vida y obra continúan inspirando a millones de personas en todo el mundo, recordándonos que el conocimiento es una herramienta poderosa para la liberación y el cambio. En un mundo que aún lucha por la igualdad y la justicia, el legado de Sor Juana sigue siendo una fuente de esperanza y inspiración para las generaciones futuras.
A continuación un fragmento de su "Respuesta a Sor Filotea de la Cruz", un ensayo epistolar escrito en 1691, que es una defensa apasionada de la educación de las mujeres y de su derecho al conocimiento. Surge como una respuesta directa a las críticas de un obispo, quien, bajo el seudónimo de "Sor Filotea", cuestionó la legitimidad de los escritos de Sor Juana y su participación en debates teológicos. En su respuesta, Sor Juana defiende con pasión su derecho y el de todas las mujeres a buscar el conocimiento y a participar en discusiones intelectuales.
"Hallábase el Príncipe de los Apóstoles, en un tiempo, tan distante de la sabiduría como pondera aquel enfático: Petrus vero sequebatur eum a longe; tan lejos de los aplausos de docto quien tenía el título de indiscreto: Nesciens quid diceret; y aun examinado del conocimiento de la sabiduría dijo él mismo que no había alcanzado la menor noticia: Mulier, nescio quid dicis. Mulier, non novi illum. Y ¿qué le sucede? Que teniendo estos créditos de ignorante, no tuvo la fortuna, sí las aflicciones, de sabio. ¿Por qué? No se dio otra causal sino: Et hic cum illo erat. Era afecto a la sabiduría, llevábale el corazón, andábase tras ella, preciábase de seguidor y amoroso de la sabiduría; y aunque era tan a longe que no le comprendía ni alcanzaba, bastó para incurrir sus tormentos. Ni faltó soldado de fuera que no le afligiese, ni mujer doméstica que no le aquejase. Yo confieso que me hallo muy distante de los términos de la sabiduría y que la he deseado seguir, aunque a longe. Pero todo ha sido acercarme más al fuego de la persecución, al crisol del tormento; y ha sido con tal extremo que han llegado a solicitar que se me prohiba el estudio.
Una vez lo consiguieron una prelada muy santa y muy cándida que creyó que el estudio era cosa de Inquisición y me mandó que no estudiase. Yo la obedecí (unos tres meses que duró el poder ella mandar) en cuanto a no tomar libro, que en cuanto a no estudiar absolutamente, como no cae debajo de mi potestad, no lo pude hacer, porque aunque no estudiaba en los libros, estudiaba en todas las cosas que Dios crió, sirviéndome ellas de letras, y de libro toda esta máquina universal. Nada veía sin refleja; nada oía sin consideración, aun en las cosas más menudas y materiales; porque como no hay criatura, por baja que sea, en que no se conozca el me fecit Deus, no hay alguna que no pasme el entendimiento, si se considera como se debe. Así yo, vuelvo a decir, las miraba y admiraba todas; de tal manera que de las mismas personas con quienes hablaba, y de lo que me decían, me estaban resaltando mil consideraciones: ¿De dónde emanaría aquella variedad de genios e ingenios, siendo todos de una especie? ¿Cuáles serían los temperamentos y ocultas cualidades que lo ocasionaban? Si veía una figura, estaba combinando la proporción de sus líneas y mediándola con el entendimiento y reduciéndola a otras diferentes. Paseábame algunas veces en el testero de un dormitorio nuestro (que es una pieza muy capaz) y estaba observando que siendo las líneas de sus dos lados paralelas y su techo a nivel, la vista fingía que sus líneas se inclinaban una a otra y que su techo estaba más bajo en lo distante que en lo próximo: de donde infería que las líneas visuales corren rectas, pero no paralelas, sino que van a formar una figura piramidal. Y discurría si sería ésta la razón que obligó a los antiguos a dudar si el mundo era esférico o no. Porque, aunque lo parece, podía ser engaño de la vista, demostrando concavidades donde pudiera no haberlas.
...
Confieso también que con ser esto verdad tal que, como he dicho, no necesitaba de ejemplares, con todo no me han dejado de ayudar los muchos que he leído, así en divinas como en humanas letras. Porque veo a una Débora dando leyes, así en lo militar como en lo político, y gobernando el pueblo donde había tantos varones doctos. Veo una sapientísima reina de Sabá, tan docta que se atreve a tentar con enigmas la sabiduría del mayor de los sabios, sin ser por ello reprendida, antes por ello será juez de los incrédulos. Veo tantas y tan insignes mujeres: unas adornadas del don de profecía, como una Abigaíl; otras de persuasión, como Ester; otras, de piedad, como Rahab; otras de perseverancia, como Ana, madre de Samuel; y otras infinitas, en otras especies de prendas y virtudes.
Si revuelvo a los gentiles, lo primero que encuentro es con las Sibilas, elegidas de Dios para profetizar los principales misterios de nuestra Fe; y en tan doctos y elegantes versos que suspenden la admiración. Veo adorar por diosa de las ciencias a una mujer como Minerva, hija del primer Júpiter y maestra de toda la sabiduría de Atenas. Veo una Pola Argentaria, que ayudó a Lucano, su marido, a escribir la gran Batalla Farsálica. Veo a la hija del divino Tiresias, más docta que su padre. Veo a una Cenobia, reina de los Palmirenos, tan sabia como valerosa. A una Arete, hija de Aristipo, doctísima. A una Nicostrata, inventora de las letras latinas y eruditísima en las griegas. A una Aspasia Milesia que enseñó filosofía y retórica y fue maestra del filósofo Pericles. A una Hipasia que enseñó astrología y leyó mucho tiempo en Alejandría. A una Leoncia, griega, que escribió contra el filósofo Teofrasto y le convenció. A una Jucia, a una Corina, a una Cornelia; y en fin a toda la gran turba de las que merecieron nombres, ya de griegas, ya de musas, ya de pitonisas; pues todas no fueron más que mujeres doctas, tenidas y celebradas y también veneradas de la antigüedad por tales. Sin otras infinitas, de que están los libros llenos, pues veo aquella egipcíaca Catarina, leyendo y convenciendo todas las sabidurías de los sabios de Egipto. Veo una Gertrudis leer, escribir y enseñar. Y para no buscar ejemplos fuera de casa, veo una santísima madre mía, Paula, docta en las lenguas hebrea, griega y latina y aptísima para interpretar las Escrituras. ¿Y qué más que siendo su cronista un Máximo Jerónimo, apenas se hallaba el Santo digno de serlo, pues con aquella viva ponderación y enérgica eficacia con que sabe explicarse dice: Si todos los miembros de mi cuerpo fuesen lenguas, no bastarían a publicar la sabiduría y virtud de Paula. Las mismas alabanzas le mereció Blesila, viuda; y las mismas la esclarecida virgen Eustoquio, hijas ambas de la misma Santa; y la segunda, tal, que por su ciencia era llamada Prodigio del Mundo. Fabiola, romana, fue también doctísima en la Sagrada Escritura. Proba Falconia, mujer romana, escribió un elegante libro con centones de Virgilio, de los misterios de Nuestra Santa Fe. Nuestra reina Doña Isabel, mujer del décimo Alfonso, es corriente que escribió de astrología. Sin otras que omito por no trasladar lo que otros han dicho (que es vicio que siempre he abominado), pues en nuestros tiempos está floreciendo la gran Cristina Alejandra, Reina de Suecia, tan docta como valerosa y magnánima, y las Excelentísimas señoras Duquesa de Aveyro y Condesa de Villaumbrosa."
La carta completa: “Respuesta de La Poetisa a La Muy Ilustre Sor Filotea de La Cruz”. Sor Juana Inés de la Cruz.
↑En su libro "Pensar rápido, pensar despacio", el renombrado psicólogo Daniel Kahneman nos lleva en un fascinante viaje a través de los laberintos de la mente humana, explorando los dos sistemas que impulsan nuestro pensamiento y toma de decisiones. A través de una mezcla hábil de investigación científica y anécdotas reveladoras, Kahneman nos sumerge en el mundo de la psicología cognitiva, desentrañando los misterios de cómo pensamos y por qué a menudo nos equivocamos.
El libro presenta dos sistemas fundamentales de pensamiento: el Sistema 1, rápido e intuitivo, y el Sistema 2, más despacio y deliberado. El Sistema 1 opera de forma automática y sin esfuerzo, tomando decisiones rápidas basadas en la intuición y la experiencia pasada. Por otro lado, el Sistema 2 es el encargado del pensamiento analítico y reflexivo, requiriendo esfuerzo mental consciente.
Kahneman explora cómo estos dos sistemas interactúan entre sí, revelando cómo el Sistema 1 a menudo domina nuestras decisiones cotidianas, incluso cuando creemos estar utilizando el Sistema 2 de manera consciente. Además, el autor examina una amplia gama de sesgos cognitivos que afectan nuestra toma de decisiones, desde el sesgo de confirmación hasta el efecto de anclaje.
Una de las contribuciones más significativas del libro es la identificación de la "ilusión de validez", que sugiere que confiamos demasiado en nuestra intuición, incluso cuando no es confiable. Kahneman también discute el impacto de la aversión a la pérdida y la aversión al riesgo en nuestras decisiones financieras y cómo estas tendencias pueden llevarnos a tomar decisiones irrazonables.
A través de una serie de estudios y experimentos, Kahneman ilustra cómo los humanos son inherentemente propensos a cometer errores sistemáticos en su pensamiento, y cómo estos errores pueden tener consecuencias significativas en nuestras vidas personales y profesionales. Sin embargo, el autor ofrece esperanza al destacar que al comprender los mecanismos subyacentes de nuestros procesos de pensamiento, podemos aprender a mitigar estos sesgos y tomar decisiones más informadas y racionales.
"La pregunta que más a menudo se hace sobre las ilusiones cognitivas es la de si pueden ser vencidas. El mensaje de estos ejemplos no es alentador. Como el Sistema 1 opera automáticamente, y no puede ser desconectado a voluntad, los errores del pensamiento intuitivo son muchas veces difíciles de prevenir. Los sesgos no siempre pueden evitarse, porque el Sistema 2 puede no tener un indicio del error. Cuando existen indicios de errores probables, estos solo pueden prevenirse con un control reforzado y una actividad más intensa del Sistema 2. Sin embargo, adoptar como norma de vida la vigilancia continua no es necesariamente bueno, y además es impracticable. Cuestionar con constancia nuestro pensamiento sería insoportablemente tedioso, y el Sistema 2 es demasiado lento e ineficiente para servir de sustituto del Sistema 1 en las decisiones rutinarias. Lo mejor que podemos hacer es llegar a un compromiso: aprender a reconocer situaciones en las que los errores sean probables y esforzarnos en evitar errores importantes cuando están en juego cosas de primer orden. La premisa de este libro es que es más fácil reconocer los errores de otros que los nuestros."
En resumen, "Pensar rápido, pensar despacio" es una obra maestra que ofrece una visión penetrante de la mente humana y sus tendencias cognitivas. A través de una prosa clara y accesible, Kahneman nos desafía a reflexionar sobre nuestras propias decisiones y nos brinda herramientas valiosas para mejorar nuestro pensamiento crítico y nuestra toma de decisiones en todos los aspectos de la vida. Este libro es una lectura obligatoria para cualquiera interesado en entender cómo funciona la mente y cómo podemos aprovechar su potencial al máximo.
↑Iris Murdoch tenía una perspectiva interesante sobre las metáforas, que a menudo exploraba en sus escritos filosóficos. En su libro "La metafísica como guía para la moral", Murdoch profundiza en el papel del pensamiento metafórico en la configuración de nuestra comprensión de la realidad y nuestra vida moral.
Murdoch creía que las metáforas no son sólo recursos lingüísticos, sino que son esenciales en la forma en que percibimos y damos sentido al mundo. Las metáforas, sostuvo, no son meramente decorativas u ornamentales, sino que pueden moldear profundamente nuestro pensamiento, influyendo en cómo percibimos e interactuamos con la realidad.
Según Murdoch, las metáforas desempeñan un papel crucial en la percepción y comprensión moral. Pueden iluminar aspectos de nuestra experiencia que son difíciles de expresar directamente y pueden ayudarnos a comprender conceptos y relaciones morales complejas. Las metáforas también pueden servir como herramientas para la imaginación moral, permitiéndonos imaginar formas alternativas de ser y actuar en el mundo.
En su ensayo "La soberanía del bien sobre otros conceptos", Iris Murdoch explora el bien como metáfora imprescindible del pensamiento moral. Murdoch argumenta en contra de la noción predominante de que el bien puede reducirse a un conjunto de reglas o principios, abogando en cambio por una comprensión más matizada y compleja del comportamiento ético.
Un elemento central de su argumento es la idea de que el bien surge de un profundo compromiso con la realidad y un compromiso con la atención moral o la atención plena hacia las necesidades e intereses de los demás. La idea del bien como una mera abstracción o ideal es rechazada, enfatizando en cambio sus implicaciones prácticas para la conducta y las relaciones humanas.
Murdoch también critica la tendencia a conceptualizar la moralidad en términos de códigos morales o sistemas éticos rígidos. Sostiene que tales enfoques a menudo no logran captar la complejidad y riqueza de la vida moral, lo que lleva a la ceguera moral y la distorsión ética.
En cambio, Murdoch propone que el bien implica un tipo de percepción o compás moral que nos permite ver el mundo y nuestro lugar en él con mayor claridad. Destaca la importancia de la empatía, la imaginación y la capacidad de ver las cosas desde múltiples perspectivas en la vida moral.
A continuación un fragmento de su ensayo "La soberanía del bien sobre otros conceptos":
"Asumo que los seres humanos son por naturaleza egoístas y que la vida humana no tiene un punto externo o τέλος. Que los seres humanos son de modo natural egoístas parece mostrarlo la evidencia, cuandoquiera y dondequiera que los observemos, a pesar de un número muy pequeño de aparentes excepciones. Sobre la naturaleza de este egoísmo, la psicología moderna tiene algo que decirnos. La psique es un individuo históricamente determinado que se busca incesantemente a sí mismo. En algunos aspectos se parece a una máquina; para operar necesita fuentes de energía, y está predispuesta a determinadas pautas de actividad. El área de su alardeada libertad de elección no es normalmente muy grande. Uno de sus mayores pasatiempos es soñar con los ojos abiertos. Es reacia a enfrentarse a realidades desagradables. Su conciencia no es normalmente un cristal transparente a través del cual mira el mundo, sino una nube de ensueños más o menos fantásticos diseñada para proteger a la psique del dolor. Constantemente busca consuelo, bien a través de un hinchamiento imaginario del yo o bien a través de ficciones de naturaleza teológica. Hasta su amor es, demasiado a menudo, una afirmación del yo. Pienso que probablemente podemos reconocernos en esta descripción tan deprimente."
Otro fragmento:
"He estado hablando de la indefinibilidad del Bien; pero ¿no hay realmente nada más que podamos decir acerca de él? Incluso si no podemos encontrarle otro nombre, incluso si debe pensarse como solitario y elevado, ¿no hay otros conceptos, u otro concepto, con los que tenga alguna relación muy especial?. Los filósofos han intentado a menudo discernir dicha relación: la Libertad, la Razón, la Felicidad, el Coraje o la Historia han sido recientemente probados para tal fin. No encuentro convincentes ninguno de estos candidatos. Parecen representar en cada caso la admiración del filósofo por algún aspecto específico de la conducta humana muy por debajo de la excelencia total y algunas veces dudoso en sí mismo. He mencionado ya un concepto con una pretensión determinada y en la conclusión volveré a él. Quiero hablar ahora del que es quizás el más obvio así como el más antiguo y tradicional aspirante, aunque uno que es raramente mencionado por nuestros filósofos contemporáneos, y ése es el Amor. Por su puesto el Bien es soberano sobre el Amor, como es soberano sobre los otros conceptos, porque el amor puede nombrar algo malo."
Finalmente:
"Quizás el hallazgo de otros nombres para el Bien o el establecimiento de sus relaciones especiales no sean más que una especie de juego personal. Sin embargo quiero, para terminar, realizar sólo un movimiento más. La bondad está relacionada con la aceptación de la muerte real, del azar real y de la fugacidad real, y sólo en el contexto de esta aceptación, que es psicológicamente tan difícil, podemos comprender en toda su amplitud lo que es la virtud. La aceptación de la muerte es una aceptación de nuestra propia nada, que es una incitación automática a que nos concierna lo que no somos nosotros mismos. El hombre bueno es humilde; es muy distinto del gran Lucifer neokantiano. Es mucho más como el recaudador de impuestos de Kierkegaard. La humildad es una rara virtud, pasada de moda y a menudo difícil de discernir. Sólo raramente se encuentra uno con alguien en quien brilla auténticamente, en quien uno percibe con asombro la ausencia de los ansiosos y avariciosos tentáculos del yo. En realidad, cualquier otro nombre para el Bien debe ser un nombre parcial; pero los nombres de las virtudes sugieren direcciones del pensamiento, y esta dirección me parece a mí mejor que la sugerida por concepciones más populares tales como la libertad y el coraje. El hombre humilde, porque se ve a sí mismo como nada, puede ver otras cosas como ellas son. Ve el sinsentido de la virtud, su valor único y el alcance sin fin de su demanda. Simone Weil nos dice que la exposición del alma a Dios condena a su parte egoísta no al sufrimiento sino a la muerte. El hombre humilde percibe la distancia entre el sufrimiento y la muerte. Y aunque él no es por definición el hombre bueno, quizás es la clase de hombre que, con mayor probabilidad, llegue a ser bueno."↑
?510: Violación de Lucrecia
509: Primera ley valeriana, que establece el derecho de apelación
494-287: La lucha de las órdenes
451/450: Codificación de las Doce Tablas
445: Plebiscito de Canuleo que abolió la prohibición del matrimonio entre plebeyos y patricios.
300: Lex Ogulnia, abriendo el sacerdocio a los plebeyos
286: Lex Aquilia, protección contra la pérdida de propiedad
280-275: Guerra con Pirro
264-241: Primera Guerra Púnica
234: Nacimiento de Catón el Viejo
221-201: Segunda Guerra Púnica
216: Batalla de Cannas
?200: Nacimiento de Polibio
199: Primera ley Porcia, ampliando los derechos de la ley valeriana
195: Segunda ley Porcia
186: Reforma de las bacanales
184: Tercera ley Porcia
167: Polibio es llevado a Roma
155: Carneades en Roma
149-146: Tercera Guerra Púnica
149: Muerte de Catón el Viejo
133-121: Reformas de los hermanos Gracos
?118: Muerte de Polibio
116: Nacimiento de Varrón
111-105: Guerra con Yugurta
108: Nacimiento de Pompeyo
107: Primer cónsulado de Mario
106: Nacimiento de Cicerón
104-100: Consulados segundo a sexto de Mario
100: Nacimiento de César
99: Nacimiento de Lucrecio
95: Nacimiento de Catón el Joven
91-88: Guerra social
87: De invente de Cicerón
86: Nacimiento de Salustio; séptimo consulado de Mario
86-82: Rhetorica ad Herennium
82-81: Dictadura de Sila
73-63: Tercera Guerra Mitridática
73-71: Tercera Guerra Servil; Revuelta de Espartaco
65/4: Commentariolum de Quinto Cicerón
63: Consulado de Cicerón; conspiración de Catilina; Nacimiento de Augusto
59-53: Primer Triunvirato (César, Pompeyo, Craso)
59: Nacimiento de Livio
55: De oratore de Cicerón; ¿muerte de Lucrecio?; circulación de De rerum natura
56-51: De republica y De legibus de Cicerón
49-45: Guerra Civil
49: César cruza el Rubicón, invadiendo Italia
46: Muerte de Catón el Joven; Bruto de Cicerón
46-44: Dictadura de César
44: Asesinato de César en los Idus de Marzo; De officiis de Cicerón
43-33: Segundo Triunvirato (Octaviano, Marco Antonio, Lépido)
43: Muerte de Cicerón
42/1: Guerra de Catilina de Salustio
41/40: Guerra Yugurtina de Salustio
?40-35: Historias de Salustio
31: Batalla de Actium
30-14 d.C.: Fundada por Livio de la ciudad
35: Muerte de Salustio
27: Muerte de Varrón
27 a. C.-14 d. C.: Reinado de Augusto
19 Publicación de la Eneida
4: Nacimiento de Séneca; Nacimiento de Jesús
5 d.C.: Nacimiento de San Pablo
14: Muerte de Augusto; inscripción de Res Gestae Divi Augustus ; abolición de la asamblea
17: Muerte de Livio
23/4: Nacimiento de Plinio el Viejo
30: Muerte de Jesús
37: Nacimiento de Nerón
?40-?50: Nacimiento de Dion Crisóstomo
45-58: Viajes misioneros de San Pablo
?50: Nacimiento de Plutarco
54-68: Reinado de Nerón
54-62: La tutela de Nerón por parte de Séneca
55: Nacimiento de Epicteto
55/6: De clementia de Séneca
56: Nacimiento de Tácito
56-64: De beneficiis de Séneca
61: Nacimiento de Plinio el Joven
64: Gran Incendio de Roma, del que se culpó a los cristianos
65: Muerte de Séneca
?67: Muerte de San Pablo
68: Muerte de Nerón
70: Destrucción del templo en Jerusalén por Tito
77-84: La campaña de Agrícola en Gran Bretaña
79: Erupción del Vesubio; muerte de Plinio el Viejo
81-96: Reinado de Domiciano
?95: Oratorio de Quintiliano, Institutio oratoria
96-98: Reinado de Nerva
98: Agrícola y Germania de Tácito
98-117: Reinado de Trajano
100: Panegírico de Plinio
101/2: Diálogos de Tácito
109/10: Historias de Tácito
113: Muerte de Plinio el Joven
114-120: Anales de Tácito
?115: Muerte de Dion Crisóstomo
117-138: Reinado de Adriano
?119: Muerte de Tácito
?120: Muerte de Plutarco
135: Muerte de Epicteto
155: Nacimiento de Tertuliano
161-180: Reinado de Marco Aurelio
170-180: Publicación de las Meditaciones de Marco Aurelio
200: Nacimiento de Cipriano
212: Constitución Antonina
239-284: Crisis del siglo III
240: Nacimiento de Lactancio; muerte de Tertuliano
250: Decreto de Decio
258: Cipriano martirizado
284-305: Reinado de Diocleciano
312: Conversión de Constantino
313: “Edicto de Milán”
320: Muerte de Lactancio
330: Fundación de Constantinopla
354: Nacimiento de San Agustín
380: Edicto de Tesalónica
386: La conversión de San Agustín al cristianismo
410: Saqueo visigodo de Roma
426: Ciudad de Dios de San Agustín
430: Muerte de San Agustín
476: Caída tradicional del Imperio Occidental
482: Nacimiento de Justiniano
527-565: Reinado de Justiniano
530-533: Compendio de Justiniano
565: Muerte de Justiniano
Atkins, Jed W. “Key Themes in Ancient History.” Roman Political Thought . Cambridge: Cambridge University Press, 2018. ii-iv. Print. Key Themes in Ancient History.
Hammer, Dean. “Tacitus: The Political Psychology of Despotism.” Roman Political Thought: From Cicero to Augustine . Cambridge: Cambridge University Press, 2014. 321-357. Print.
↑